Testimonios

Soy agricultor y mecánico, la agricultura me ha golpeado mucho, el plátano, el banano y hasta el cacao, me han dejado perdidas, yo realmente sobrevivía de la mecánica.

Buscando una solución di con el abacá, los inicios fueron duros hasta que llego Dejando Huella, con un apoyo certero y exacto, me han dado tanta ayuda… el apoyo fue inmediato, yo sabia muy bien que este negocio si me iba a dejar ganancia, empecé sembrando 3 hectáreas, luego 5 y ahorita pienso sembrar 2 más, porque mi sueño es que todo Talamanca vea en el abacá un verdadero negocio, para que todos los jóvenes vuelvan a la siembra, para que no se tengan que ir a trabajar fuera, ahorita tengo 7 muchachos trabajando conmigo, yo les recomiendo que piensen diferente a nuestros padres, que no se conformen con  70 racimos de plátano y una vaquita que les de 2 litros de leche, yo les pongo de ejemplo a mi papa que tenia siete veces mas de tierra que yo y no hizo nada, lo vendió y se quedó pobre.

Vivo agradecido con Dejando Huella, me ha permitido demostrar que, sí sabe hacer bien una plantación se puede vivir de ella, en el 2019 vendí 21.000 kilos, para el 2020 tengo la meta de sacar 25.000 kilos.

He tenido un cambio de vida, tengo paz y tranquilidad, porque cuando tengo que pagarles a los muchachos que ganan 60.000 colones por semana cada uno, siempre tengo plata, si hace falta comprar 15 sacos de abono, tengo la plata, los compro todos de un solo, les puedo pagar una póliza del INS a los muchachos, nunca se libra uno de una picadura de avispas, serpientes y hasta de que se corten con el machete.

Con el abacá recupere todo lo que había perdido con el banano y el plátano, es un negocio que uno lo hace, no se hace solo, hay que cuidar las matas, limpiarlas, abonarlas, si alguien dice que esto no sirve es porque no lo cuida.

Como me va bien con el abacá, todo ha mejorado, soy mejor mecánico, porque compro mejores repuestos, han salido negocios alternos, doña Guille, mi señora, se está ganando platica también por otro lado, vendiendo gallinas en la comunidad, ahorita tiene 80 para la venta.

Tenemos que sacarle provecho a la tierra que tenemos, mi sueño es que pronto en Talamanca haya muchos productores, para que podamos nosotros hacer la exportación directamente, yo no veo tan difícil llenar un contenedor, esperamos que Dejando Huella también nos ayude a lograrlo.

Ese es mi nuevo sueño ahora, porque mi sueño anterior ya lo cumplí, yo luché porque mis 4 hijos fueran profesionales este año se graduó la última, ellos me preguntan, como hice sin ninguna formación ni estudio para sacarlos adelante… están orgullosos de mí.

Marcelino Mayorga Mayorga

Edith Blanco Jiménez

No todas las familias aquí en Talamanca son conformistas, uno ha sufrido mucho, yo no quiero que mis hijos pasen lo que yo pase, vamos evolucionando.

Le digo a mis 4 hijos, no abandonen la agricultura, pero hay que estudiar.

Antes que llegara Dejando Huella aquí, estábamos trabajando a pura fé, con muchas dudas, nunca sabíamos cuanta plata nos iban a pagar por el plátano, es muy inestable la vida aquí.

Dejando Huella nos extiende la mano, nos da conocimiento y motivación y empezamos a ver las cosas de otra manera, nos asesoran y explican para que veamos el cambio, no lo dudamos, nos hicieron ver como el abacá era estable.

Amamos la agricultura es nuestro medio para sobrevivir, aquí no hay fuentes de trabajo, la agricultura nos permite estar todos unidos en familia, y ahora que trabajamos en el abacá nos suple todo, estamos ganando en 2 meses lo que ganábamos en 1 año, esto nos ha hecho tener la admiración de los vecinos y familia, una se siente muy orgullosa.

2 de mis hijas, Crisia y Tati ya sembraron sus fincas también de abacá, nosotros las ayudamos para que logren su anhelo, ellas como todo joven tienen metas y también hijos que tienen que sacar adelante, están cuidando sus fincas, limpian, chapean, se les hace más fácil con las chapeadoras y todos los materiales que Dejando Huella nos trae.

El bote que nos donaron lo pintamos y quedo lindísimo, la máquina que nos trajeron pronto no va a dar abasto, estamos pensando en comprarnos otra.

Para mí, el trabajo en la finca es muy divertido yo me desestreso ahí, pero también es duro, lo que me anima es, que ya pronto voy a poder pagar a otros y solo voy a dar instrucciones y dirigirlos, voy a ser la jefa, jajajaja.

Mis hijas y yo estamos haciendo artesanía de abacá y las vendemos en un centro turístico de aquí mismo.

El abacá era extraño para nosotros, nunca imaginamos que iba a ser el proyecto que soñábamos.

Este proyecto ha traído tanto beneficio a toda la comunidad de Bajo Chirripó, nos hemos podido organizar gracias a la asesoría y ayuda de Dejando Huella, ya tenemos la asociación de productores de abacá inscrita, estamos bien organizados y todo ha sido por la ayuda de ustedes.

En este momento, don Otilio, Otilio hijo, Ismael, Bernabeth, Isaac, Odilio e Ismael están cosechando, esperamos que para finales de este año 2020, las 30 fincas estén listas para la cosecha.

Nos enseñaron cómo cuidar las plantaciones, sabemos usar las maquinas, tenemos un comprador formal, y en el centro de acopio que nos construyeron, todavía queda de la cal y el abono que nos trajeron.

20 familias más se emocionaron y nos alcanzó a darles también cal y abono, están asistiendo a las charlas que hace Dejando Huella, así que ahora somos 50 familias en el proyecto de Dejando Huella, sabemos que falta ayuda, y también sabemos que Dejando Huella sigue buscando ayuda para nosotros, estamos muy agradecidos.

Francisco Umaña Salazar

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